Desde el taller de Pampallugues me siento más gata que nunca.
Aunque pase muchas horas sentada modelando y modelando, tengo una bonita vista sobre los tejados de la ciudad.
Las tejas van cambiando de color a medida que va avanzando el dia, y es
especialmente en la tarde, cuando el sol va desapareciendo tras los
edificios, que se vuelven rojas y dan ganas de saltar ahí fuera y
empezar a maullar!